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Me llamo Juan Muñoz. He sido presidente de la Peña Flamenca “Niño Barbate” desde marzo de 2006 hasta las úItimas elecciones, celebadas en septiembre de 2018.

El motivo de estas palabras no es otro que poner de manifiesto las irregularidades estatutarias que se han venido cometiendo en la directiva de la misma, con D. Antonio Garrido Sánchez a la cabeza como presidente.

Esta historia de terror, digna de las fechas que se aproximan, comienza con el ejercicio de mis funciones como  presidente de la misma, momento en que me veo obligado a expulsar al socio que por aquel entonces era comercial y relaciones públicas de la Peña, por apropiarse de las cuotas de un socio, cobrándole en nombre de la Peña dichas cantidades y no entregándolas a la Tesorería ni a la peña, quedándose en el bolsillo de este paisano. Cuando esta situación llega a mi conocimiento, lo traslado a la Junta Directiva, ésta (y no yo), toma la decisión de expulsar a dicha persona de la Peña, y nombrarla además PERSONA NON GRATA. Esta expulsión se ratifica posteriormente en la Asamblea General de Socios.

Como en una soleá, me veo nuevamente obligado a notificar la existencia de débitos de cuotas a varios socios, ilustres personajes públicos de Barbate, de su situación de impago de cuotas (todos ellos con varios años de retraso en el pago de sus cuotas a sus espaldas). Es la Junta Directiva nuevamente la que decide expulsar a estos socios morosos, no yo, que simplemente soy la voz de la Junta, que a su vez lo es de la Asamblea.

Dicen que quien canta, su maI espanta… y yo me veo en la obligación de cantar solo cuando ante las quejas de varios socios, me veo en la Obligación de rescindir el acuerdo de explotación de la barra de la cantina con quien entonces la expIotaba, por incumplir el acuerdo adoptado, por no pagar el suministro eléctrico que debía pagar, ni por prestar el servicio adecuado. La soleá viene el día en que esta persona se enfrenta a un socio de la peña por incumplir las más básicas normas de decoro personal y profesionaI.

Viéndolo en perspectiva, todo esto propició un clima en el que floreció una campaña contra mi persona. Siendo Presidente de la Peña Flamenca “Niño Barbate”, me veo en un camino de espinas, siendo objeto de críticas sin fundamento, habladurías, deslealtades, actos de rebeldía, y un largo etcétera, que más que hacerle daño a mi persona, se lo hacían a la propia Peña.

Llega el momento propicio, y se forma la alegría compuesta, con tanto arte como engaño, por el grupo disidente en la Peña, y se convocan y celebran elecciones en septiembre de 2Ol8… lejano ya en el tiempo parece, y sin embargo, lo recuerdo como si huhiera sido ayer mismo. La edad tiene estas prebendas: a veces olvidas lo que has desayunado, pero te graba a fuego ciertas situaciones…

Resumiéndolo, pues no quiero agotarle a usted, empedernido lector, se elige presidente a un socio con 21 cuotas impagadas (yendo en contra de los propios Estatutos); se elige como Secretario a una persona que ni siquiera es socio de la Peña, que ni acude a la Asamblea General de socios, ni forma parte de la candidatura, ni poseía un año de antigüedad como socio para optar a dicho cargo… pero era y es afín al Presidente, y eso otorga medallas y da valor añadido, parece ser, más allá de lo estatutario y legal; también hay dos socios vocales deudores (que conforme a los estatutos no pueden serlo)… La puntilla viene con el ejercicio de las relaciones públicas ejercidas por un vocaI, nombrado por el nuevo presidente del corralito, D. Antonio Garrido Sánchez… ese mismo vocal que anteriormente fue expulsado de la Peña y declarado persona Non Grata por la Junta Directiva, y ratificada dicha decisión por la Asamblea General.

Por último, quizás lo menos doloroso, a mi persona se le expulsa de la Peña Flamenca “Niño Barbate”, tras años de involucración, colaboración, gestión y sobre todo, sacrificio. Porque el flamenco va más allá de tener un bar que se llama “Peña Flamenca”. Va más allá de los eventos en los que dar a conocer a jóvenes promesas de este cante, o traer a artistas consumados, tanto al cante, como al toque o al baile… Se pierde este arte, este quejío, este cante, en honor de una tierra – Cádiz -… pero también un baile, jolgorio, algarabía… y un toque tan internacional, que ha conseguido  convertirse en patrimonio inmaterial  de la Humanidad hace tan poco… el 16 de noviembre de 2010.

Y yo, tres años largos después de todo esto, sigo sin poder volver a mi querida Peña, la que lleva el nombre de un pariente mío, el “Niño Barbate”, porque unos cuantos han transformado un proyecto, un sueño… en su propio corralito (tablao y cerveza incluidos). Tan siquiera han tenido el acierto de regar todo con un buen fino, tan de aquí como el flamenco. Así son los corralitos: cerveza y pescaíto frito.

*Artículo enviado por nuestros lectores. En ningún caso Heraldo de Barbate se hace responsable de las manifestaciones de nuestros lectores, estando siempre abiertos a la réplica o respuesta por parte de quienes consideren oportuno.