Barbate es un municipio con miles de años de historia a sus espaldas. Si nos centramos en el Barbate moderno, en el de finales de siglo XIX, el que dio pie a convertirse en la localidad que es hoy, nos podemos encontrar con muchas historias sin contar.
Algunas enterradas y otras que han pasado ante los ojos de generaciones y generaciones, sin saber si quiera de qué se trata. Este es el caso, precisamente, de una placa o hito en relieve en el propio edificio de La Chanca.
En redes sociales, Pepe Daza, uno de los mayores conocedores de las Hazas de la Suerte, exponía la placa para ver si alguien era capaz de darle el significado que tenía. En el grupo Estampas del Barbate Viejo, creado por Antonio Aragón, muchas han sido las personas que han contestado, con más conocimiento de oída que base histórica.
“Llevo mucho tiempo viendo esta marca en la fachada del antiguo Consorcio…”, expone Daza, que se pregunta “hay alguna documentación al respecto”.

Algunos apuntaban a una riada que hubo cuando, en tiempos pretéritos, “se unía el río con la mar”. Otros hablaban de “la mayor pleamar conocida, que llegó hasta ese punto”, siendo ésta la versión más repetida.
De la placa en sí, aunque está labrada en el propio muro del edificio, se perciben varios elementos que hacen pensar en un carácter oficial. Este es el caso de un ancla con una corona, una insignia en la parte superior, una cifra y la leyenda “sobre la mayor pleamar”.
“NO ESTÁ PUESTA AL AZAR”
Vicente Jesús Bernal, barbateño afincado en tierras gallegas, arroja algo de luz al respecto, junto al historiador barbateño Francisco Conde. De entrada lo sitúa en el tiempo. En concreto antes de los años 30, “el puerto fluvial fue construido en el transcurso de la segunda República (1931-1939)”. Y deja claro que “este edificio en el cual está incrustada la placa ya existía”. “No está puesta al azar”, sentencia.
Durante las obras previas a la construcción de un puerto o muelle se llevan a cabo muchas mediciones, para empezar función de las mareas bajamares o pleamares máximas y otras condiciones meteorológicas. Todo ellos para determinar a que altura sobre el fondo del mar se va a poner el cantil del muelle.

Por tanto, según Bernal Tortosa, “estas mediciones se hicieron para saber la altura a la que tendría que ir el cantil del muelle, con el fin de evitar que el agua nunca subiese por la altura máxima del muelle o sea el cantil”. Por tanto, en base a eso le dieron altura al muelle.
Estos estudios determinaron mediante Nivelación de precisión, que es el método empleado para este tipo de trabajos, “con los medios a su alcance en aquella época, que desde esa marca hasta 2,52 metros por debajo bajo de la misma, esa sería la mayor pleamar que se daría en ese puerto”.
Aunque matiza, aludiendo precisamente a lo acontecido tiempo atrás y que bien relatan algunos de los testigos. “En ocasiones se ha anegado, y ello es debido a que sin duda las corrientes del río van produciendo grandes depósitos de lodo que han hecho disminuir esta altura calculada para un puerto nuevo y dragado”.
Matiza además que con la construcción del nuevo puerto en los años 60, la actividad descendió en este fluvial, “con lo cual su abandono fue mayor, los dragados nulos y esta distancia disminuyó dando como resultado continuos desbordamientos, que sin dudan tendrían lugar en la épocas anuales de mayores pleamares”.

Por otro lado, con respecto a lo símbolos que aparecen en la placa, Bernal Tortosa indica que la insignia que aparece en la parte superior es una ‘CH’, que corresponde a las siglas de Comisión Hidrográfica. Se trata, por ende, de un organismo encargada la gestión del dominio público hidráulico. Su homónimo actual sería la Confederación Hidrográfica, que se crea en 1927.
El ancla con la corona que resalta en lado izquierdo se trata del símbolo de la Marina de Guerra española, llamada así la Armada Española durante la Segunda República. A la que pertenecía buques, por ejemplo, como el conocido Churruca.
También cabe reseñar que justo en el margen derecho, anexo a las cifras y letras 2,52 M, se encuentra el símbolo mayor o igual, según Bernal Tortosa intuye que “tenían claro que tras sus cálculos y el paso del tiempo ese nivel de agua iba a ser superior, de ahí los desbordes y anegaciones en la zona”.

VALOR HISTÓRICO
Bajo estas pesquisas, al amparo todavía de hallar un documento que lo confirme, tanto Vicente como Conde dejan claro el valor que puede tener. “Es un elemento que a buen seguro ya es centenario, y muy difícil por no decir imposible de encontrar en otros lugares o puertos“, esgrime Vicente.
Por su parte, Paco Conde, archivero de la Diputación, concluye tras la “magnífica” exposición de Vicente Jesús Bernal Tortosa, aclarando la funcionalidad de la placa, “solo me resta añadir que es uno de tantos elementos olvidados de nuestro patrimonio cultural. Especialmente grave porque se refiere al patrimonio marítimo-pesquero, que está en la misma génesis de Barbate”. Y acaba haciendo una predicción más dura: “mucho me temo que acabará sucumbiendo a la desidia y a la piqueta”.
Y es que a Conde no le falta razón, a tener de otros elementos históricos que han caído o están en ruinas en el pueblo, caso del centenario Chalé del Conde de Barbate, el Molino de agua de la Breña, el Cine Avenida o, entre otros ejemplos, el antiguo rótulo de ‘La lonja del pescado’, desaparecido tras ser rescatado antes de derribarse el edificio de la antigua Lonja Vieja.